La voz que me habita 

Escribir me salva.

No exagero.

Hubo momentos en los que todo era confuso, abrumador, pesado…

y lo único que me sostuvo fue sentarme a escribir.

Poner el alma en palabras.

Dejar que mi voz interna hable sin filtros.


Escribir se volvió mi refugio.

Un espacio sagrado donde puedo ser sin que nadie me juzgue.

Donde no tengo que tener respuestas, ni estar bien, ni parecer fuerte.

Donde simplemente puedo estar.

Ahí, en ese encuentro conmigo misma,

todo se vuelve más claro.


Es como si el papel pudiera contener lo que no sé cómo sostener.

Cada vez que escribo, me detengo.

Respiro.

Me escucho.


Escribo para desatar los nudos de mis pensamientos.

Para abrazar mis emociones sin querer cambiarlas.

Para ponerle palabras a lo que a veces ni yo entiendo.

La escritura me enseña a mirarme con compasión.

A dejar que hablen mis miedos, mis deseos, mis partes rotas…

y también esas partes que están listas para florecer.


Me ayuda a sanar.

A tomar distancia de las tormentas internas y verlas con otros ojos.

A trazar mi camino, a ver cuánto crezco, cómo me transformo,

todo lo que ya no soy

y todo eso en lo que me estoy convirtiendo.


Escribir para mí es un ritual.

Una forma de volver a mí, una y otra vez.

Una ceremonia de amor y respeto hacia mi alma.

Y así nació este espacio que hoy quiero compartir con vos:

La voz que me habita 

Un espacio creativo para volver a vos, a través de la escritura consciente.

Porque escribir es mucho más que una actividad.

Es un refugio.

Un ritual.

Una manera de volver a casa.

Es ese instante en el que el mundo se detiene

y se levantan las barreras del ruido

para escuchar lo que vive dentro tuyo.

En medio de una vida acelerada, exigente…

hacer una pausa se vuelve un acto sagrado.

Ahí, en ese espacio íntimo y silencioso,

podés ser sin filtros, sin máscaras.


Podés respirar profundo y escucharte de verdad.

Escribir te sostiene.

Te abraza.

Te acompaña.


Es el lugar al que volvés cuando no entendés lo que sentís.

Cuando las emociones se enredan.

Cuando necesitás mirar hacia adentro y ordenar el caos con amor.

Cada palabra te libera.

Te calma.

Te recuerda.

Te permite soltar lo que ya no te pertenece

y abrazar lo que sí.


No necesitás tener experiencia escribiendo.

Solo necesitás darte permiso para escucharte.

Escribimos sin juicios.

Sin expectativas.

Con total libertad.


Porque todas tenemos una voz interna que merece ser escuchada.

Y quizás… este sea tu momento.

Tu pausa.

Tu reencuentro.

Si sentís que este llamado es para vos, escribime.

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